
El concepto de “Mapa de Riesgo” está hoy en día en tela de juicio. Si su objetivo es representar gráficamente el riesgo de desastre al cual está expuesta una comunidad, solamente la palabra “Mapa” ya no alcanza para describir la dinámica natural, territorial, social, económica, cultural y política que origina lo que hoy entendemos como desastre socio-natural. En efecto, la representación bidimensional y estática de los conceptos de AMENAZA, EXPOSICIÓN o VULNERABILIDAD -los componentes que conforman el RIESGO- está condenada a quedar rápidamente obsoleta ya que, incluso, puede llegar a convertirse en un instrumento que pone en peligro a los habitantes que quiere proteger. El año 2011, muchos habitantes de la zona afectada por el terremoto de Tohoku en Japón fueron alcanzados por un tsunami que superó con creces el mapa de riesgo de inundación que aparecía impreso en la señalética oficial.
Hoy en día, fenómenos como el cambio climático, la migración informal o la inequidad socio-económica evolucionan y se manifiestan de manera vertiginosa e impredecible, modificando permanentemente las condiciones de base que configuran el riesgo de desastre. Amplios sectores de Antofagasta o Valparaíso crecen de manera informal, sin dotación de servicios y con un alto grado de segregación socio-económica. Según datos de TECHO Chile, 18 mil familias que viven en campamentos, habitan zonas de alto riesgo aluvional o de incendio forestal, fenómenos que se han acrecentado en los últimos años a raíz del cambio climático.
¿Cómo podemos avanzar en representar de manera más adecuada esta dinámica?
¿Se cuenta hoy con información de base que permita anticipar escenarios de riesgo?
¿Existen herramientas que permitan hacer más eficiente el análisis y la respuesta al impacto de los desastres?
Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) han demostrado ser una herramienta de gran valor para la gestión de los riesgos y emergencias en un país como Chile, expuesto a un gran número de amenazas naturales y antrópicas que, cada vez con mayor recurrencia e intensidad, devienen en desastres socio-naturales. Estas herramientas pueden ayudar a visibilizar de manera adecuada las condiciones de riesgo de desastre en un territorio y permiten proyectar y organizar acciones y políticas de mitigación-prevención-preparación para proteger a la población, sus bienes y el medioambiente. Estas acciones van desde la generación de los instrumentos de ordenamiento territorial hasta la implementación de plataformas que democratizan el acceso de la población a la información sobre los riesgos de su entorno.
En los últimos años, se ha consolidado en Chile el uso de los SIG para el análisis de escenarios de impacto post desastre con el objeto de cuantificar daños y pérdidas humanas y materiales y con ello activar las acciones de respuesta-recuperación-reconstrucción a través del Sistema de Protección Civil, de la manera más oportuna y eficiente desde el punto de vista del uso de los recursos. Los desafíos actuales en términos del uso de los SIG en la decisión de política pública, para la Gestión del Riesgo de Desastre, apuntan a la necesidad de mejorar la comprensión del territorio socio-natural y sus riesgos, gestionando información actualizada – y en tiempo real- proveniente de múltiples fuentes (públicas, privadas, RRSS, sensores) y con ello construir escenarios integrados de análisis de riesgo bajo el concepto de multi-amenaza, uno de las orientaciones clave del Marco de Sendai 2015-2030 para la gestión del riesgo de desastres a nivel global.